lunes, 29 de agosto de 2016

ESTRENO DE “INÉS DE HERRERA. LA NIÑA PROFETA

            En la calurosa noche del día 6 de agosto de 2016, sábado, tuvo lugar en la plaza de toros de Herrera del Duque un acontecimiento de verdad excepcional: el estreno de la pieza teatral “Inés de Herrera. La niña profeta”, adaptación de mi novela homónima, patrocinada por el Ayuntamiento de la localidad, la Junta de Extremadura y Diputación de Badajoz, y dirigida magistralmente por Esteban García Ballesteros, de Las Cuatro Esquinas (Mérida). La música, compuesta para la ocasión, fue interpretada en directo por el grupo Acetre, y devolvieron voz y alma a los personajes que en su momento protagonizaron los hechos los propios vecinos de Herrera, que a pesar de su carácter amateur demostraron un saber hacer, una entrega, una fuerza y  una credibilidad propia de auténticos profesionales; un total de casi cien personas, entre los que no sería justo destacar a nadie, pero que pusieron el listón muy alto para futuras ediciones. Asistieron a la representación, programada con carácter único y presidida por la Secretaria General de Cultura de la Junta de Extremadura y el Alcalde de la localidad, dos mil personas, que siguieron reverencialmente y en absoluto silencio la evolución de los personajes, convirtiendo el evento en un éxito rotundo y sin precedentes en el que destacó la fusión entre las diferentes artes, la comunión entre público, músicos y actores, y la magia creada en un espacio tan singular como una plaza de toros, cuyas posibilidades escénicas supieron, no obstante, aprovecharse al máximo. Gracias de corazón a todos y cada uno de quienes lo han hecho posible.
            El proyecto surgió hace más o menos cinco años, cuando yo mismo planteé al ya alcalde por entonces, Saturnino Alcázar Vaquerizo, y a otros miembros de su equipo la posibilidad de escribir la historia de la conocida en el pueblo como “La Moza Judía”. Mi idea era darle forma de novela, pero con el compromiso implícito de derivar de ella una adaptación teatral. La buena acogida por parte del equipo municipal me animó a ponerme manos a la obra, y un lustro después todos hemos cumplido nuestra palabra, ofreciendo al pueblo de Herrera un espectáculo inédito en el sentido más amplio de la palabra, que emocionó a propios y extraños. Contamos para ello con la ayuda realmente inestimable de Esteban García Ballesteros y su equipo técnico (gracias Paco; gracias, Jaime), de un grupo de casi cien personas entre actores y figurantes, verdaderos artífices de una puesta en escena que les costó muchas noches sin dormir, y de dos equipos de costureras voluntarias que se encargaron de diseñar y coser el vestuario. Todo, pues, hecho en Herrera, sin el menor afán crematístico por parte de nadie, convencidos de que sólo actuando de manera conjunta son posibles los grandes logros.  
            Con la puesta en marcha de tan singular proyecto, Ayuntamiento y pueblo de Herrera del Duque se han sumado a las iniciativas de otras poblaciones cercanas, entre las cuales Fuente Obejuna, con la obra homónima de Lope de Vega, y Zalamea de la Serena, con El Alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca, son sin duda las más conocidas, ilustres y seguidas por el público desde hace ya varias décadas. Podría parecer, pues, de entrada que Herrera y su gente se limitan con ello a subirse al carro de una moda cultural más, que destaca sobre cualquier otro aspecto por lo que tiene de emprendimiento colectivo. Sin embargo, en el caso de Herrera las cosas van un poco más allá. Este es un pueblo que, a pesar de su largo y rico bagaje histórico desde al menos la época romana, lleva mucho tiempo viviendo de espaldas a su pasado y su legado patrimonial, lo que explica en parte sus grandes pérdidas urbanísticas y arquitectónicas tras el boom del desarrollismo de los años 70/80 del siglo pasado, que lo desvirtuó absolutamente hasta desfigurar su verdadera esencia.
Herrera conoce por otra parte desde hace más de una década una auténtica ebullición cultural que lo ha convertido en referente importante para otros pueblos de la comarca y lo hace destacar como modelo de implicación y cultura ciudadana. Así las cosas, con la puesta en marcha de “Inés de Herrera. La niña profeta” el Ayuntamiento local, las instituciones provinciales y regionales que apoyan el proyecto, y en particular y muy especialmente los vecinos de la localidad pretenden dar un salto cualitativo importantísimo, y convertir la puesta en escena cada año de la obra en un pretexto para volver los ojos a su historia, recuperar su centro urbano, indagar en sus raíces judías y potenciar aún más su capacidad para asumir proyectos de carácter colectivo. Todo ello eclosionará sin duda en los próximos años, convirtiendo a Herrera del Duque en una de las citas culturales obligadas del verano extremeño, incluso español.
            La noche del 6 de agosto de 2016 el pueblo de Herrera vivió una noche excepcional en su plaza de toros que lo reconcilió consigo mismo; le hizo entender que sus capacidades, si trabaja unido, son poco menos que infinitas; experimentó una conmoción colectiva que lo ha tenido durante varias semanas prendido de la fascinación y el encanto de haber mirado al pasado con la ayuda de un texto, un montaje, unos actores y unos músicos de gran calidad; entendió que cuando todo un pueblo trabaja unido, poniendo corazón y sin regatear esfuerzos, es posible llegar a un estado de gracia; porque lo que ocurrió allí fue algo tan especial que marcará un antes y un después en la vida cotidiana de la localidad. Por eso, ahora toca ya ponerse a trabajar para intentar superarlo el año que viene…

            Las fotos que ilustran este texto son obra de La Manzana Roja Producciones, que me las ha cedido de manera directa o a través del Ayuntamiento de Herrera. La de grupo, en cambio, es obra de M. F. Moreno. Gracias a todos ellos por permitirme dejar constancia gráfica de un acontecimiento que perdurará en los sentidos de todos los que tuvimos la suerte de vivirlo por mucho, mucho tiempo.     




























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