viernes, 7 de junio de 2013

UN SUEÑO CUMPLIDO

  Como estaba previsto, ayer tarde, a las 18,30 h., la Feria del Libro de Madrid se vestía de gala para recibir a la gran dama de la escena española, Marisa Paredes, que acudía a ella como madrina de mi última novela: "Alfileres de cristal" (Berenice, 2013). En medio de un silencio sepulcral, a pesar de la gran cantidad de público -incluso, de pie- que abarrotaba la sala, la actriz hizo una lectura dramatizada de algunos párrafos de la misma, con los que evocó los mil y un matices de su protagonista, la también actriz y folclórica Penélope Montes, vista en tercera persona por el narrador, por su abogado, Andrés Quintana, por su hija, Martina, y finalmente por sí misma. Puso así en relevancia la fuerza de un personaje que, asumido por ella, cobró aún más intensidad. Antes de Marisa había intervenido Rosario Aguilar, como representante de la Librería Pueblos y Culturas, organizadora del acto, y cerré yo, con un recorrido por las tres obras citadas en el que traté de explicar mi interés por la mujer y el proceso creativo que habitualmente me asiste. Hice este recorrido realmente emocionado, porque entre el público de la sala había decenas de familiares y amigos (muchos de ellos paisanos, de Herrera del Duque), de rostros que han conformado mi paisaje humano desde que era un niño, pero también otros que he ido cosechando por el camino, y que hoy ocupan cargos importantes en Universidades, Ministerios, o simplemente la vida. A todos, un millón de gracias. No sabéis lo importante que es para mí vuestro respaldo, sentir tanto afecto en estos momentos tan particulares de mi existencia. Pocos podrían presumir de una cosecha tan fecunda....

  Pero entre todos los presentes, permitídme, por favor, que mi agradecimiento en esta ocasión vaya de forma muy especial a Marisa Paredes, una actriz tan grande como su propia generosidad, con la que hemos crecido toda una generación, personalizando en su rostro, en la luz y en la fuerza de su mirada, muchos de nuestros sueños. Basta echar un vistazo a su extensísima filmografía y a su labor en el teatro, que tantos premios y reconocimientos le han reportado. Su presencia en sí misma fue todo un regalo, no ya sólo por el tirón añadido que supone su imagen, sino también por el privilegio que representa para mí su amistad, su gran conocimiento del mundo del espectáculo, su capacidad innegable para la interpretación, su calidad humana. Es una mujer luminosa, aún más hermosa por dentro que por fuera; humilde como sólo pueden serlo los realmente grandes, y estas cualidades quedaron claramente en evidencia para todos, que sucumbimos sin reservas a su magnetismo. Quién sabe: tal vez un día se acabe de materializar mi sueño, y la vea en la pantalla interpretando a mi Carmen, mi  Áurea, o mi Penélope. Yo soy de los que nunca renuncian a las utopías.

 Como una prueba más de generosa disponibilidad, al finalizar la presentación la actriz de títulos tan conocidos como Tacones lejanos, La flor de mi secreto, Todo sobre mi madre, o La vida es bella, se trasladó con nosotros a la caseta de Pueblos y Culturas, donde permaneció un buen rato atendiendo al público, mientras yo firmaba libros como una máquina. Jamás había tenido ante mí una cola de gente como esa. Gracias, pues, de corazón, a cuantos tuvísteis la paciencia de esperar para conseguir saludarme sólo un minuto, y mis disculpas por no haberos podido atender, a todos y cada uno, como hubiérais merecido. No sé qué ocurrirá en el futuro, pero tardes como las de ayer hacen que, de pronto, todo valga la pena.

  Por cierto, las fotos que incluyo a continuación son de Antonio, de Vimagen S.L., la empresa de Charo Gil que, por segundo año consecutivo, me ha honrado con un reportaje fotográfico a la altura sólo de unos cuantos privilegiados. Gracias también por eso.     











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